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TEATRO: RECOMPONEN LA GUERRA DEL CHACO DESDE LA VISIÓN DE LA MUJER

Mortificadas por los fantasmas del recuerdo, tres mujeres —la Ma, la Pocha y la Nena— reconstruyen la historia oculta de la Guerra del Chaco. Su mirada no es la de la tragedia, sino una más caricaturesca e irrisoria.
Así, la obra Las cartas del Cabo —basada en el libro homónimo de Alejandro Molina y cuyo texto dramatúrgico ganó el Premio Noveles Dramaturgos de Petrobras y la Cámara del Libro de Santa Cruz el 2010— busca reconstruir la memoria sobre la contienda.
Para ello, recupera testimonios acerca de situaciones que no figuran en la historia oficial, “unas cuantas cómicas, relacionadas con la intimidad de los soldados”, dice Molina. Esas huellas se funden con una historia contada desde un punto de vista femenino.
Ellas, las mujeres que se quedaron en la retaguardia, “con esperanza y presas del olvido” sirven de marco a la puesta en escena, la cual no pretende —según su autor— dar una clase de historia y ofrece en vez una mirada contemporánea y “con cierta ironía”.
La Ma, la Pocha y la Flaca viven experiencias casi oníricas, son visitadas con frecuencia por fantasmas, ánimas y recuerdos bélicos. La obra recupera, en ese sentido, a las llamadas “madrinas de guerra”. El grupo de mujeres, cuenta Molina, fue en principio un comité que se organizó en La Paz para llevar cosas, víveres y correspondencia a los soldados.
“Después se fueron involucrando más, pasaron de ser corresponsales a ser amigas y amantes en algunos casos (...). Su rol era de apoyo moral a la gente que estaba combatiendo”, relata. Sus lazos no eran consanguíneos, estaban más basados en la necesidad.
Susy Arduz, Bilinka Céspedes, Gabriela Sandóval dan vida a las “madrinas”, acompañadas en el elenco por Luis Bredow, Carlos Ureña y Miguel Ángel Estellano. Los actores fueron elegidos por amistad, pero, sobre todo, por su profesionalismo, asevera.
El montaje de la obra no fue fácil. A Molina se le complicó alejarse del libro de su autoría. “Hemos reconstruido el texto, sus fragmentos y cuadros. Hemos intentado varias hipótesis y armado nuestra propia obra, nuestro propio orden. De allí salió el trabajo de imágenes, una construcción con la ayuda de los actores”.
Por ello que Molina califica Las cartas del Cabo como “algo grupal, menos trágico y un poco más burlesco”. La obra se estrenará este viernes (20.30) en El Desnivel (c. Capitán Ravelo 2426) y se presentará en dos funciones más (19.00 y 21.00) el domingo. Tras su paso por la sede de gobierno, la producción será parte el 12 de abril del Festival Internacional de Santa Cruz.
El libro que le dio vida fue reeditado por Editorial La Hoguera y estará a la venta durante las presentaciones en la urbe paceña. El texto dramatúrgico forma además parte del proyecto “Hojas Volantes”, en el cual jóvenes dramaturgos de Bolivia y España dialogan a través de su trabajo. En ese sentido, la obra fue leída en el país europeo.